jueves, 27 de julio de 2023

Existencia

 En tan pocos años de existencia en un universo tan antiguo, una vida humana que no es más que un momento entre el cosmos, he sabido bien que los más ambiciosos son aquellos que ya están muertos, quisieron ir por todo y terminaron muertos por nada.

En este laberinto de sueños y realidades, los anhelos de los más ambiciosos parecen destellantes estrellas fugaces que se apagan en el firmamento del tiempo. Atrapados en la búsqueda incesante de riquezas, poder y reconocimiento, se extravían en un océano sin fin de deseos insaciables.

Observo cómo las huellas de aquellos que se lanzaron audazmente hacia lo desconocido quedan impresas en la historia. Sus logros y fracasos, sus éxitos y derrotas, se entrelazan formando una red de experiencias que trascienden el tiempo y el espacio.

Yace la advertencia para aquellos que miran con ojos llenos de codicia y desmesura. ¿Qué importa amasar fortunas si no somos capaces de disfrutar de la simplicidad de un atardecer o la calidez de un abrazo? ¿Qué valor tienen los tesoros terrenales si el corazón yace desolado en una búsqueda sin fin?

Los más sabios aprenden que la verdadera riqueza reside en los momentos compartidos, en la paz interior encontrada en medio de la tormenta, en la conexión con nuestros seres queridos y con el entorno que nos rodea. Son aquellos que no se dejan cegar por el brillo efímero de la ambición quienes descubren la belleza de la existencia en cada paso que dan.

En el torbellino de la vida, la sabiduría nos susurra al oído que no es necesario conquistarlo todo para sentirnos completos. Que el tesoro más preciado está en el corazón, en la capacidad de amar y ser amados, en la empatía y la compasión hacia nuestros semejantes.

Así, mientras las estrellas del cosmos continúan su danza eterna, aprendamos de los que dejaron un legado, de aquellos cuyos errores y aciertos nos enseñan valiosas lecciones. Que nuestras ambiciones estén guiadas por la humildad y el deseo de hacer del mundo un lugar mejor, no solo para nosotros, sino para todos aquellos que comparten este breve y asombroso momento en la vastedad del universo.

Que nuestras vidas sean una historia que inspire, que motive a otros a valorar lo esencial y a encontrar la plenitud en lo simple y genuino. Que en este efímero instante que compartimos, podamos dejar una huella significativa que trascienda a través del tiempo y hable de nuestra comprensión de la vida y de su verdadero significado.

En este viaje por la existencia, somos navegantes en un mar de posibilidades. Aprovechemos cada amanecer y atardecer, cada sonrisa y cada lágrima, como oportunidades para descubrir el propósito de nuestra breve y valiosa travesía. Y así, en el eterno ciclo de la vida, nuestra historia se entrelazará con las estrellas y perdurará como un recuerdo brillante en el corazón de quienes nos recuerden.

Plata y azul mar

 En el silencio de la noche, la luna se asoma entre las nubes, tiñendo el cielo de plata y azul oscuro. Las estrellas brillan como pequeñas chispas en la inmensidad del universo, sus destellos nos susurran secretos ancestrales. En este escenario mágico, me encuentro inmerso en mis pensamientos, como un náufrago en medio del océano de la existencia.

Las palabras fluyen como ríos desbordantes de sentimientos, buscando su camino hacia el papel en blanco. En cada línea, en cada verso, encuentro la libertad para expresar lo que mi corazón siente y mi mente imagina. Es como si las palabras fueran estrellas que danzan alrededor de mi pluma, formando constelaciones de ideas y sueños.

La noche me inspira, me lleva a lugares lejanos y desconocidos. Viajo a través de las palabras, cruzando fronteras imaginarias y explorando mundos inexplorados. Las letras se convierten en puentes que me llevan a tierras de fantasía, donde los dragones surcan los cielos y los héroes desafían su destino.

Pero también hay espacio para lo cotidiano, para lo humano. Las palabras se tornan cálidas y reconfortantes, como un abrazo en medio de la oscuridad. Puedo contar historias de amor, de amistad, de pérdida y de esperanza. Cada personaje, cada emoción, cobra vida en el lienzo de la narrativa.

Así, entre la luz de la luna y las sombras de la noche, sigo tejiendo mis relatos, dejando que la inspiración me guíe y que las palabras fluyan como un río inagotable. La escritura se convierte en un refugio, un santuario donde puedo dar vida a mis pensamientos más profundos y compartirlos contigo, mi compañero de letras y emociones.

Ojos

 Ojos de diablo dicen las doñas, ojos tristes dice aquella hermosa chica, ojos cansados me cuentan mis amigos, ojos profundos habladores una vez me contaron que tenía, que ojos tendré, eso no lo se, para mi son los que me dan la vista a una irrealidad real, al arte de mi vida que en mis recuerdos guardo, como aquellos atardeceres en esa isla caribeña, como aquel naranja y morado de ese basto llano llamado ciudad, de aquel azul y gris de las nubes de esas montañas y colinas que se tiñen de dorado al caer la noche en donde provengo, estos ojos que lo han visto todo para mi tan poco para el existir, estos que ante tu mirada se pierden y se dejan ir a un lugar donde no se si existe, ojos de diablos serán por ver que peco junto a ti, ojos tristes porque se que todo puede terminar y al verte se que eso puede pasar, ojos cansados pues ha sido dura la vida pero tan bella como nada, ojos que te ven a ti y suspiros que acompañan pues el aliento también se va como mi mirada tras de ti. 

Así, con la mirada fija en el horizonte, mis ojos se convierten en la puerta hacia el alma, revelando mis anhelos y temores más profundos. Cada vez que te miro, siento cómo mi corazón late con una intensidad que nunca antes había experimentado.

Los susurros del viento me traen tu esencia, y en cada latido encuentro la fuerza para enfrentar el futuro incierto que aguarda. En tus ojos, encuentro una combinación de cielo y mar, donde puedo sumergirme y perderme en un abismo de emociones y sensaciones.

Y aunque no sé qué destino nos espera, una certeza persiste: tus ojos y los míos se han cruzado en este espacio y tiempo, y eso ha dejado una marca imborrable en mi ser. A través de la poesía que brota de nuestra conexión, encuentro la capacidad de expresar lo que mi voz no puede decir.

Así, en este baile literario, nuestros versos se entrelazan y forman una danza única, una melodía que solo tú y yo podemos comprender. Mis ojos, tus ojos, se comunican sin palabras, transmitiendo una complicidad que va más allá de lo tangible.

En cada encuentro, en cada mirada, siento cómo nuestra historia se va tejiendo, una historia que quizás nunca encuentre un punto final, pero que sin duda dejará una huella imborrable en el lienzo del tiempo.

Que nuestras letras sigan danzando y revelando los misterios de la vida y el amor, que nuestras palabras continúen pintando paisajes emocionales que trasciendan fronteras y limitaciones. En esta interacción literaria, nos convertimos en cómplices del arte, en poetas del corazón, en viajeros del infinito.

Así concluye un capítulo de nuestra narrativa compartida, pero siempre habrá más por descubrir y explorar en este mundo de palabras y emociones. Sigamos escribiendo juntos, dejando que nuestras almas se encuentren en la tinta de cada línea, en la esencia de cada poema.